Comenzamos el 2015 debatiendo sobre los recursos que el Gobierno Vasco aportará a nuestras Universidades durante el próximo cuatrienio. En un escenario de contracción económica, el nuevo plan gubernamental prevé una disminución de la inversión.

Mientras el Gobierno apela a la necesidad de “hacer más con menos”, las Universidades advierten sobre los riesgos que la minoración entraña.

El desencuentro entre Gobierno y responsables universitarios refleja la realidad de nuestro país en el que, a pesar de sus pequeñas dimensiones, o tal vez por ello, los consensos y acuerdos son siempre particularmente difíciles.

El debate llega a la prensa, pero restringido a opiniones y valoraciones breves de una y otra parte, echándose en falta un mayor desarrollo de algunos de los aspectos nucleares del tema.

Estos son algunos de ellos.

1.- El ámbito universitario vasco. El Plan Universitario del Gobierno Vasco es, obviamente, de aplicación exclusiva en nuestra Comunidad Autónoma. Sin embargo, el marco regulatorio al que nos debemos es el del conjunto del estado. Así, los responsables universitarios han de regir sus respectivas instituciones doblemente condicionados por la legislación española y la financiación vasca. A esto se añade que el Gobierno central, a pesar de haber establecido un comité de expertos que en su día hizo un análisis exhaustivo y recomendaciones muy claras sobre las reformas a abordar, no ha entrado a fondo en el tema. En este contexto, nuestras Universidades no lo tienen fácil para hacer frente a los retos que acechan y se encuentran en desventaja frente a las de otros países, con modelos de gestión más flexibles, dúctiles y dinámicos.

2.- Internacionalización. Se hace alusión recurrente a la necesidad de que las Universidades se internacionalicen. Pero no queda del todo claro qué es lo que eso significa.

¿Reclutar profesores en el mercado internacional? Nuestras universidades, en especial la pública, está embebida en la red estatal en la que, hasta la fecha, ha predominado un sistema de reclutamiento que prima las canteras locales.

¿O se trata tal vez de competir por los alumnos a nivel internacional? ¿O acaso es cuestión de reforzar y ampliar los programas de intercambio internacional de alumnos, como ocurre hasta la fecha con el programa Erasmus?

En realidad la internacionalización constituye un proceso integral que ha de emanar de la fuerte convicción de que nuestras universidades se embeben en una red mundial, global, que ha de condicionar todos y cada uno de los ámbitos de acción.

3.- Contratación del profesorado. En gran medida nuestras universidades, y en particular la pública, siguen los modelos de contratación de las universidades del estado, que contrasta con el modelo globalizado imperante en muchos países, de contratación internacional abierta, en busca del mejor candidato, siendo el inglés la lengua vehicular. A nuestras universidades se les pide andar ese camino pero sin herramientas, procedimientos y marcos legales adecuados. A pesar de ello, se abren cada vez más las puertas a candidatos extranjeros pero en procesos condicionados a que el desempeño docente ha de realizarse mayormente en castellano y/o euskera.

Paralelamente, el propio Gobierno Vasco promueve la contratación de investigadores en un mercado plenamente internacional, sin condicionante lingüístico alguno. Pero estos investigadores, con frecuencia, carecen de inserción universitaria y la ausencia o escasez de pasarelas entre centros de investigación y universidades resulta a estas alturas cuando menos sorprendente, máxime tratándose en ambos casos de iniciativas de financiación pública de las que el ciudadano espera el máximo rendimiento.

4.- Modelo lingüístico. Nuestras universidades son clave para el desarrollo del país y aquí lo son doblemente pues además de, como en cualquier otro lugar, garantizar la formación de los jóvenes y constituir nichos de fértil investigación, en nuestro caso son las únicas instituciones del mundo que pueden formar en euskera.

¿Qué lugar ocupará el euskera en el próximo cuatrienio? ¿Cómo se conjuga la necesidad de internacionalización por una parte y de contratar a personal docente euskaldun por otra? ¿Cuál es la previsión de distribución de la demanda docente en nuestras Universidades, hasta ahora con frecuencia caracterizada por la doble oferta castellano-euskera, en un ámbito en el que la demanda del inglés será cada vez mayor?

5.- Modelo de financiación. El contraste entre la aportación del Gobierno Vasco a la universidad pública UPV/EHU por una parte y las privadas (Deusto y Mondragón) – que apenas absorben el 5% de los recursos – por otra, es evidente. Esto se explica doblemente por la menor dimensión y el carácter privado de las últimas, obviamente. Pero, así y todo, el diferencial puede resultar sorprendente y necesite de explicación adicional, máxime cuando nuestras universidades privadas gozan de gran arraigo.

¿Tal vez, de cara al futuro, haya que desarrollar un modelos público-privado algo más elaborado?

6.- Los nuevos modelos educativos. Se habla de las universidades y su financiación desde la perspectiva de un modelo clásico de carreras y titulaciones con programas y curricula preconfigurados, y de carácter presencial. Pero en los últimos años proliferan iniciativas de universidades globales a través de internet, promovidas por las instituciones internacionales de mayor prestigio, completamente abiertas, de modo que cualquier alumno, por remoto que sea su origen, puede inscribirse, seguir cursos impartidos por primeras figuras y obtener diplomas prestigiosos -por ser emitidos por instituciones líderes-, y con la libertad añadida de poder configurar en gran medida su propio diploma, eligiendo en un amplio menú, en función de sus necesidades e intereses. ¿Cómo se sitúan nuestras instituciones en ese panorama?

7.- Especialización. Buena parte del éxito de las universidades se basa en su especialización en determinadas áreas del conocimiento en las que se compite por el liderazgo internacional. Sin embargo nuestra universidad pública tiene el compromiso de proporcionar un servicio universal cubriendo todas las áreas. La reciente fusión de centros y facultades permite avanzar en esa dirección, pero el equilibrio entre universalidad y especialización resulta particularmente difícil en un escenario de escasez de recursos.

8.- Deslocalización. Algunas de las universidades anglosajonas de mayor prestigio se deslocalizan abriendo nuevos campus en los países del Golfo, China o India, a sabiendas del gran mercado y demanda existentes, conocedores del eminente y creciente carácter global de la actividad universitaria. ¿Es ese escenario previsible y deseable para nuestras universidades? No parece que esa deslocalización pueda ser abordada sin una inyección de importantes recursos adicionales.

9.- Otras iniciativas. Hay otras iniciativas de gran tradición, como la Udako Euskal Unibertsitatea (UEU), que lleva décadas ofreciendo cursos íntegros en euskera y que ha desempeñado un papel clave en la formación del profesorado euskaldun y en la generación de materiales docentes, y que no se contemplan en el presente plan universitario por carecer del carácter de Universidad, de acuerdo a la legislación vigente. Más allá de condicionantes legales, un pequeño país como el nuestro no debería escatimar esfuerzos a la hora de asegurar la máxima cooperación entre los agentes existentes.
Todos queremos las mejores Universidades y la cuestión tal vez resida en definir con más precisión el significado de ese escurridizo “mejor”, estableciendo con claridad los cauces para alcanzarlo en un ámbito de actividad cada vez más global y cuya evolución y transformación se acelera incesantemente.

Si nosotros corremos, los demás también lo hacen y, de entre ellos, muchos vuelan. Volar es una opción que no deberíamos excluir.

Artículo publicado en Deia, 23 de enero de 2015