Dos décadas separan estas dos imágenes: Kaspárov y Jie pierden ante Deep Blue y AlphaGo.

Dos décadas separan estas dos imágenes: Kaspárov y Jie pierden ante Deep Blue y AlphaGo.

En 1997 el ordenador Deep Blue (Azul Profundo) de IBM batió al campeón del mundo de ajedrez Gary Kaspárov. El lance no estuvo exento de polémica pues Kaspárov sospechó que la máquina había contado con asesoramiento humano en alguno de los movimientos más críticos. Este año 2017 AlphaGo de Google batía a Ke Jie, campeón mundial de Go.

Quedan pocas dudas sobre si, a la larga, los ordenadores que emplean los algoritmos de la Inteligencia Artificial acabarán venciendo al hombre en juegos que se rigen por reglas puramente lógicas. La gigantesca capacidad de las supercomputadoras de explorar las consecuencias de cada uno de los numerosísimos posibles movimientos en sucesivas jugadas posteriores hace que resulte imposible que el humano mantenga su supremacía.
En este ámbito no queda duda de quién es el gigante Goliat y quién tiene asignado el papel del pequeño David. Y Goliat es cada vez más fuerte.

Sin embargo, cuando se trata de la creación sin reglas ni límites, el humano es aún superior. No sabemos si lo será siempre pero, hoy por hoy, las melodías, poemas y obras literarias más hermosas son las concebidas por el ser humano. Y parece poco previsible que la máquina vaya a superar la inagotable capacidad del humano de sorprendernos con su creatividad.

Ese dinámico binomio hombre-máquina hace que nuestra sociedad progrese con paso ágil en una revolución digital y cibernética que está cambiando perceptiblemente nuestro modo de vivir.

women_in_science_2Pero mientras avanzamos con gran zancada hacia un futuro tecnológico de ciencia ficción, las relaciones humanas se siguen rigiendo por los viejos paradigmas. Así, todavía hoy, se debate sobre la igualdad de género, la libertad sexual, la atención a la discapacidad, los refugiados, la violencia doméstica o escolar, etc. Y no es para menos pues todos los días conocemos de flagrantes vulneraciones de los derechos humanos. Y, aunque no hay consenso sobre estas materias en las que la ideología y una sensibilidad correlacionada con la educación y la cultura sí que importan, sí que, al menos, hay cierta tendencia unánime a una creciente sensibilización.

Las cosas se complican sin embargo cuando se mezclan con el orden político imperante. Basta seguir de lejos los medios de comunicación para saber de los estragos y tensiones que generan el yihadismo o el extraño régimen de Corea del Norte, por ejemplo. Pero, posiblemente porque se trata de conflictos extremos, en esta esquina de Europa occidental hay cierto nivel de consenso a la hora de asignar el rol de buenos a unos y malos a otros y tenemos claro quién es el gigante Goliat que habrá de doblegar al agresivo David.

Sin embargo, es al abordar los asuntos más caseros, en la distancia corta, cuando los desacuerdos se ponen de manifiesto. Y Cataluña está siendo una fuente inagotable de debate en estas últimas semanas. El último pulso que mantiene con el Estado está ocupando buena parte de la actualidad y seguirá sin duda haciéndolo en las próximas semanas.

Podría pensarse que los papeles de Goliat y David están también previamente asignados. No hay duda ni por tamaño ni por la dimensión del poder que cada uno ostenta y despliega.

tablero_2Por ello la lucha más encarnizada se plantea en el cuadrilátero de la legitimidad, de la opinión pública, y la clase política no repara en recursos a la hora de desplegar estrategias innovadoras.
Desde fuera de Cataluña es imposible tener una idea clara de lo que allí está pasando realmente. La información que

recibimos está sesgada y, a la vez que percibimos una movilización clara a favor del referéndum de una parte activa de la sociedad catalana, se repiten también las encuestas y opiniones que cuestionan no sólo su legalidad sino sus garantías, legitimidad, conveniencia y acierto.

Siempre que se plantea una cuestión crítica que necesita de intervenciones valientes ocurre lo mismo, sea cual sea el dónde y el qué: hay quien opina que conviene ir más despacio, con cautela, y hay quien se impacienta al entender que esas voces no hacen más que contribuir a que nada cambie.

A pesar de todo ello, de tanta información y desinformación, de los infinitos detalles de la puesta en escena por ambas partes, queda la impresión de que algo se mueve, y de que la partida del referéndum del 1 de Octubre no será la última, ni mucho menos, sino, a lo sumo, la anteúltima, la antesala de una final que se jugará en muchos sets.

En definitiva, vivimos en Europa donde es difícil ignorar la clara voluntad de una parte importante de una sociedad tan distinguida como la catalana, por historia, cultura, y capacidad de innovación y emprendimiento.

peon negras_2Aun no siendo la última, la partida del 1 de Octubre está ocupando a fondo a todas las partes, posiblemente porque ambas son conscientes de que en su desarrollo y desenlace se determinarán las posiciones de salida para lo que será un largo día de después.

La opción del “despacito” parece haber perdido la batalla momentáneamente. El reloj comprime el tiempo, acelera su paso e intensifica la sucesión de los acontecimientos.

Los constitucionalistas más progresistas y constructivos, contrarios a la hoja de ruta del 1 de Octubre, apuntan a la “vía vasca” de la negociación como ejemplo. Y no cabe duda de que más voluntad de diálogo sólo podría ayudar. Pero cuando la tensión ha alcanzado el máximo, la cuestión no suele ser si el diálogo conviene o no, sino quién ha de hacer la primera renuncia para facilitarlo. Y, si algo nos caracteriza en la península es el carácter sanguíneo que hace casi imposible que nadie de un paso atrás.

Tal vez los impulsores del referéndum en Cataluña sospechen que ralentizar ahora podría suponer entrar en un modo de “pausa” en el que el ritmo de los cambios correría el riesgo de hacerse imperceptible, generando frustración.

La máquina parece destinada a mantener la supremacía frente al humano en el juego del Ajedrez y del Go. Pero no parece que sea tan fácil acallar la voz de una parte muy significativa de un país que quiere serlo con todas las consecuencias.

Todavía no entendemos bien cómo hemos llegado hasta aquí.

La Teoría de la Evolución de Darwin sólo se cuestiona por unos pocos creacionistas que en Europa tienen poco éxito. Pero sí que hay más dudas sobre el ritmo y el modo en que se produjo esa evolución. ¿Aconteció de manera absolutamente monótona y gradual, o a través de la emergencia de fenómenos y bifurcaciones singulares como defienden los partidarios del “equilibrio puntuado”?

Eldredge Gould_2Basta mirar nuestra tierra para darnos cuenta que no siempre fue esculpida por el suave susurro del viento o la húmeda caricia del sirimiri. Los acantilados y cañones que la cincelan así lo delatan, en un reflejo de lo que es la variante de la teoría de la evolución biológica de Eldredge y Gould, inspirada en la observación de registros fósiles, y que hace énfasis en la relevancia de las transformaciones bruscas.

A estas alturas parece difícil creer que nadie esté en posesión absoluta de la verdad en un asunto tan complejo, que incumbe a millones de catalanes, forjadores de una cultura propia, y que en menor medida nos atañe a todos.

Para los que apenas somos testigos distantes, en esta partida que, sin duda, no será la última, no está claro que Goliat vaya a vencer de manera absoluta y definitiva. Todo dependerá de la habilidad de David, para quien el lance decisivo será el siguiente.

La evolución no siempre se dio sin sobresaltos.

El artículo original fue publicado en el diario DEIA el 22 de septiembre de 2017 y puede descargarse desde este enlace.