confluencia_portada_2Una de las mayores atracciones de la Amazonia es el «Encuentro de las Aguas», cerca de Manaos, cuando confluyen el río Negro, de aguas oscuras, y el Solimões, de aguas más claras. Ambos caudales se funden sin mezclarse del todo, dejando ver la línea que los separa, para deleite de los visitantes.

“Confluencia” en Hidrología es la reunión de varios cursos de agua o corrientes marinas, como cuando el Mediterráneo se diluye en el Atlántico.

Los ríos vascos son más cortos, a la medida de nuestra orografía, pero también se solapan y funden dando lugar a espacios tan hermosos e irrepetibles como la Reserva de la Biosfera del Urdaibai.

Ocurre algo parecido cuando el cielo parece juntarse con el mar en la siempre inalcanzable línea del horizonte.

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La recientemente repintada batería de costa de Cabo Villano.

Hay mezclas y mixturas que no lo son del todo y dejan ver la frontera, la interfaz. Otras son integrales, produciendo nuevos medios homogéneos y mestizos, fruto de la hibridación completa de los originales. Es el caso del clásico y popular “café con leche” en el que ambos líquidos se funden de manera casi perfecta.

Los modernos materiales compuestos empleados en todo tipo de equipamientos, desde electrodomésticos a aviones, están también constituidos, como su propio nombre indica, por la mezcla de capas de distintos materiales. Si la mixtura se realiza adecuadamente da lugar a compuestos que integran diversas capacidades, dando lugar a materiales a la vez aislantes, resistentes, duros, durables y ligeros.

Se trata del principio de la Genética, de la mejora por hibridación, llevado a la Ciencia de Materiales, que no exige reparar en consideraciones éticas.

Un Okapi. Extraña mezcla de girafa y cebra.

Un Okapi. Extraña mezcla de girafa y cebra.

Las confluencias han ido moldeando también nuestra sociedad generando entornos multiétnicos y multiculturales. Este proceso no ha acabado, ni mucho menos, pues la mayor facilidad de transporte y comunicación los ha acelerado en las últimas décadas y así seguirá siendo.

Esto es particularmente visible en Euskadi donde etnias o confesiones religiosas hasta ahora casi inexistentes ocupan ahora un lugar relevante en nuestra sociedad.

También en estas confluencias sociales se pueden observar importantes diferencias. La hibridación se produce a veces de manera plena en el seno de la familia, de la cuadrilla, o del vecindario, mientras que en otras ocasiones genera colectividades más o menos concentradas y aisladas. Y, tal y como hemos constatado en los últimos años, la falta de interpenetración e integración, como ocurre en el «Encuentro de las Aguas», puede llegar a producir guetos y tensiones sociales, a prevenir y evitar.

En la política también se ponen de manifiesto dinámicas semejantes. Sea cual sea el colectivo social, por homogéneo que sea en términos de etnia, cultura, lengua o religión, las diferentes opiniones generan grupos que conviven e interactúan y no siempre de manera eficaz y sin tensión.

confluencia-portadaEuskadi es también ejemplar en esto. Una sociedad de dimensiones reducidas, si la comparamos con la gigantesca escala del conjunto de la población mundial, pero de gran diversidad sociopolítica, que se pone de manifiesto, en particular, en una fértil cosecha de siglas, partidos y coaliciones políticas.

La dinámica cotidiana está repleta de una actividad política a la que la mayoría de los ciudadanos somos ajenos, apenas informados por los grandes titulares de los medios de comunicación. La implicación ciudadana aumenta significativamente en períodos electorales, como no podía ser de otro modo. El voto popular es el que determina el reparto de escaños y representantes en los diversos parlamentos y estamentos, generando espontáneamente una dinámica posterior de negociaciones y alianzas que suelen determinar la frontera entre gobierno y oposición.

Cada partido y coalición electoral se convierte entonces en un río que viene a desembocar en el mismo embalse parlamentario dando lugar a un curioso rito en el que unos se unen y mezclan y otros no, definiendo dos zonas, ocupadas por aguas de distintos colores, las del gobierno por un lado y las de la oposición por otro.

Estos últimos años han sido abundantes y prolíficos en este ámbito, ricos en procesos de redefinición en ayuntamientos, diputaciones, gobierno central y, por último, el autonómico, sin olvidar el Parlamento Europeo.

El azaroso final ha sido interesante y elocuente. En Madrid repetimos gobierno, pero con un compromiso necesario de atender a la diversidad por no contar, ni mucho menos, con una mayoría absoluta parlamentaria. Aquí el proceso de renovación del Gobierno Vasco ha dado lugar a una fórmula de coalición, habitual en el pasado, pero que no deja de ser novedosa por no haber sido la implementada en las últimas legislaturas.

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Consejeras y consejeros del Gobierno Vasco surgido de las elecciones de septiembre de 2016.

Un pacto entre diferentes, como se ha venido a definir, rozando la mayoría absoluta, que suma a dos de las corrientes parlamentarias en el gobierno, y resta las otras tres. Un programa de gobierno común lo dota de robustez, y perfila una oposición conformada por múltiples criterios, pues cada uno de los tres partidos que la componen, por voluntad propia o no, lo hace por razones diferentes.

Los ciudadanos rara vez nos leemos los programas electorales y de gobierno en detalle. Posiblemente sea un error, pero es un hecho contrastado,  motivado tal vez, en particular, porque nuestras opiniones y tendencias se definen por grandes pinceladas, y no tanto por el detalle, y también, cómo no, porque somos conscientes de que estos programas son más guías orientativas que manuales de compromiso.

El nuevo Gobierno Vasco, que emana de la coalición de los dos partidos con más historia del país, surge desde la legitimidad del voto popular, dotado de un programa compartido, en el que se adivina la confluencia de dos tradiciones que no se mezclan, pudiéndose adivinar también la frontera interna en su seno, que se dibuja en gran medida en torno al tema de la relación Euskadi-España que ha ocupado durante décadas el centro de gravedad de nuestra política.

Los partidos de la oposición han mostrado su insatisfacción por el acuerdo alcanzado desde diversas ópticas: Mientras unos piensan que se va demasiado lejos, otros consideran que se posponen una vez más los temas nucleares.

parlamento-asientos_2Las confluencias son ya un hecho; dejan ver con claridad los diferentes colores de las aguas que se juntan sin fundirse y las que no, y dará lugar a una dinámica interesante sobre la cual la ciudadanos tendremos oportunidad de opinar en posteriores elecciones.

No será fácil que el propósito de cambio, de mejora estatutaria, prospere por la falta de consenso local y también, y muy en particular, porque desde en el resto del estado se considera que los vascos vamos ya más que bien servidos. Pero da la impresión de que ha llegado la hora de que se avance en este terreno, pues son ya muchas legislaturas elucubrando sin que se hayan producido resultados palpables.

Hay mucha cocina por hacer en casa, muy en particular en el ámbito de la cultura, pues el concepto de “nación cultural”, que sabe a poco diluido en el debate político cotidiano, necesita de un trabajo constante y creciente por parte de todos, que destile una mejor y más coherente definición de lo que somos. Y esto pasa por el reforzamiento de nuestro multilingüismo, en el que reside el verdadero hecho diferencial y nuestra pequeña sociedad constituye un delta donde desembocan aguas muy diversas.

Lo que hoy se ve en el Parlamento Vasco no es definitiva más que un fiel reflejo de lo que somos, en miniatura, ahora que, por fin, de manera definitiva e irreversible, todas las sensibilidades políticas están representadas. Una confluencia social más genuina en el ámbito lingüístico, con fronteras menos visibles, allanaría sin duda el camino hacia el futuro, que nunca dejará de ser cuesta arriba.

El texto original fue publicado el 30 de diciembre de 2016 en el diario DEIA y puede descargarse en PDF desde este enlace.