Las sociedades más avanzadas incorporan el conocimiento como un factor de producción más, conocimiento que tiene su reflejo en métodos más eficaces de producción y organización, y en nuevos y mejores productos y servicios. Son estas sociedades las que han empezado a recoger los frutos de su apuesta por la investigación científica y el desarrollo e innovación tecnológica en forma de un mayor crecimiento económico y una mejora en la calidad de vida. Por lo tanto, la planificación estratégica en ciencia, tecnología e innovación, se erige como una actuación fundamental y debe ser considerada como una prioridad en la agenda política de los poderes públicos.
En el caso de España, la Administración General del Estado lleva a cabo esta tarea a través de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, según la Ley 13/1986 de Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica, que contempla la figura del Plan Nacional, como la herramienta básica de política científica y tecnológica (…).
A principios de año ha entrado en vigor el nuevo Plan Nacional de I+D+I 2004-2007 con una clara vocación de contribución a la generación de conocimiento y a la difusión y explotación de éste por el conjunto de la sociedad (…).
Queda ahora por delante la tarea de desarrollar las iniciativas e ideas recogidas en el documento, lo cual sólo será posible con la colaboración de toda la comunidad matemática española…
El artículo original fue publicado en el Boletín de Estadística e Investigación Operativa (BEIO) ISSN 1889-3805, Vol. 20, Nº. 1, 2004, págs. 7-9 y puede descargarse completo en PDF desde este enlace.